Toma nota de los mejores trucos para preparar una deliciosa hamburguesa

Preparar una hamburguesa espectacular es, para mí, un ritual que combina técnica, intuición y pasión. A lo largo de los años, después de incontables pruebas, errores y aciertos, he ido perfeccionando pequeños trucos que marcan la diferencia entre una hamburguesa simplemente buena y una que deja huella. No se trata solo de elegir buenos ingredientes, ya que eso es imprescindible, por supuesto, sino de saber tratarlos con respeto y precisión, permitiendo que cada elemento aporte su personalidad sin opacar al conjunto.

Todo comienza con la carne y es que a lo largo de mis años tras los fogones he aprendido que no hay atajo que valga si la base no es de calidad. Siempre busco carne de vacuno recién picada, con un equilibrio ideal entre magro y grasa, alrededor del 80/20. Esa proporción da jugosidad sin que la hamburguesa se deshaga. Picarla en casa, si es posible, cambia completamente el resultado: mantiene la textura y el sabor intactos, y además permite controlar el grosor y el tipo de corte. La clave está en formar la hamburguesa con suavidad, sin manipularla demasiado. Aplastar la carne o trabajarla como si fuera una albóndiga solo consigue que quede dura al cocinarla. Lo ideal es hacer una bola y presionarla ligeramente hasta obtener el grosor deseado, sin compactarla en exceso.

La cocción es donde muchas hamburguesas pierden la magia y, en este sentido, mi consejo es sencillo: calor alto, vuelta justa y, sobre todo, no presionar la carne mientras se hace. Ese gesto tan habitual de apretar la hamburguesa contra la plancha es el enemigo del sabor, porque expulsa los jugos y la deja seca. Yo dejo que se forme una costra dorada y sabrosa en un lado antes de girarla, y siempre tengo en cuenta que la carne sigue cocinándose unos minutos después de sacarla del fuego, por lo que conviene no pasarse si se quiere una textura jugosa. Un toque de sal justo antes de cocinar, no antes, y nada más. La carne bien hecha no necesita más aliños que su propio sabor.

Pero si la carne es el alma, el pan es el cuerpo y, durante mis años en la cocina de Canibal Burguer he probado con muchos tipos: brioche, pan de cristal, molletes… y aunque cada uno tiene su encanto, el pan perfecto debe tener dos virtudes: resistencia y ternura. Tiene que soportar los jugos sin deshacerse, pero ser lo bastante suave como para no dominar el bocado. Tostarlo ligeramente por dentro es uno de esos gestos simples pero reveladores: añade textura, calor y evita que se empape.

En cuanto al queso, lo mejor es dejarse llevar por los contrastes y, en este aspecto, un buen cheddar curado aporta profundidad, un azul rompe con carácter y un gouda ahumado redondea el conjunto. El secreto está en fundirlo bien, y para eso, tapar la hamburguesa con una campana metálica durante unos segundos en la plancha ayuda a que se derrita de forma uniforme y cubra la carne como una manta cremosa.

Los ingredientes complementarios deben elegirse con sentido por lo que no es cuestión de apilar por apilar, sino de construir armonía. Me gusta jugar con texturas: algo crujiente como la lechuga o una cebolla frita; algo ácido como un pepinillo o una salsa con vinagre; y algo untuoso, como un buen alioli casero o una mostaza especiada. Cada capa debe tener un propósito, no solo un sabor, sino una función dentro del bocado.

Y, por último, el montaje y es que este punto parece algo menor, pero colocar bien los ingredientes asegura que la hamburguesa se mantenga unida y sea cómoda de comer. Yo pongo primero la hoja verde en la base para que actúe como barrera contra los jugos, luego la carne con el queso, y finalmente los toppings y las salsas, distribuidos con cariño y precisión. No hay nada peor que morder una hamburguesa y que todo se deslice por los lados.

¿Cuáles son los tipos de carne con los que se puede hacer una hamburguesa?

Cuando se trata de preparar una hamburguesa, la carne es, sin duda, el ingrediente clave que define su sabor, textura y jugosidad. Si bien la carne de res es la más común, existen diferentes tipos de carne que se pueden utilizar, cada una con características particulares, siendo, algunas de las más comunes:

La carne de res es la reina indiscutible en la mayoría de las hamburguesas. Dependiendo del corte utilizado, puede ofrecer diferentes niveles de jugosidad y sabor. Los cortes más comunes para hacer hamburguesas son la aguja, el costillar, el chuck o la aguja de la paleta, que tienen un buen balance entre carne magra y grasa, ideal para una hamburguesa jugosa. A menudo, se utiliza un 80% de carne magra y un 20% de grasa para obtener el equilibrio perfecto.

La carne de cerdo es otra opción popular para las hamburguesas, especialmente cuando se busca un sabor más suave y dulce en comparación con la carne de res. A menudo se combina con especias o hierbas para intensificar su sabor. La carne de cerdo es más grasosa que la de res, lo que hace que las hamburguesas sean jugosas y sabrosas, pero también puede requerir un poco más de cuidado para evitar que queden demasiado grasosas.

Para quienes buscan opciones más innovadoras o inclusivas, las hamburguesas vegetarianas y veganas han ganado mucha popularidad en los últimos años. Estas hamburguesas no contienen carne animal, pero imitan la textura y el sabor de la carne utilizando ingredientes como lentejas, garbanzos, setas o proteínas vegetales como el tofu o el tempeh.

Finalmente, en los últimos años, también han surgido alternativas innovadoras como las hamburguesas hechas con carne de bisonte o carne de venado, que ofrecen sabores únicos y suelen ser más magras que la carne de res, pero igualmente sabrosas y jugosas.