En la actualidad, el término ansiedad es muy utilizado. Junto al estrés, forman el tándem perfecto a la hora de dejarnos expuestos a sufrir cualquier tipo de problema mental de mayor relevancia. Un poco de estrés y ansiedad, es natural e incluso positivo. Se trata de una respuesta saludable ante determinadas situaciones o circunstancias. Lo que no resulta tan positivo es sentir ansiedad o estrés de manera cronificada. Entender en que consiste la ansiedad y comprenderla, puede ser la mejor manera de atajarla o lidiar con ella.
Debemos saber, por lo tanto, que la ansiedad no es otra cosa que un mecanismo adaptativo natural. Gracias a este mecanismo, es posible ponerse en un estado de alerta cuando se producen ciertos sucesos. Esto se traduce en algo positivo, como el hecho de que padecer o sentir un cierto grado de ansiedad, proporciona el componente adecuado de precaución cuando nos enfrentamos a una situación considerada como peligrosa. En resumen: una ansiedad moderada nos favorece y puede ayudarnos a mantenernos concentrados a la hora de afrontar los retos que se nos presenten.
Sin embargo, cada vez es más frecuente que este peculiar sistema de respuesta, se desborde y su función se vea alterada. En otras palabras, la ansiedad que se siente, es desproporcionada en comparación con la situación, supuestamente peligrosa que, en ocasiones, ni se produce. No obstante la persona en cuestiona se siente paralizada merced a un sentimiento de indefensión que, produce un deterioro a nivel psicosocial y fisiológico. Razones por la que es conveniente tomar las medidas necesarias para evitar esa ansiedad exacerbada.
Existen numerosas maneras de combatir la ansiedad. Desde terapia psicológica hasta fármacos, pasando por métodos más naturales como nos aseguran nuestros amigos de Mentali. Estos métodos pasan por los complementos nutricionales y el ejercicio físico, aunque son tan solo unos ejemplos, de los que hablaremos más adelante.
La ansiedad y sus grados
Los datos nos dicen que la ansiedad en su conjunto, tanto los trastornos que derivan de su padecimiento, como la ansiedad aislada pero recurrente, son la enfermedad psiquiátrica más frecuente. Entre las que destaca el trastorno fónico (una fobia específica) y las fobias sociales que afectan a un trece por ciento de la población. Por otro lado, tenemos la ansiedad generalizada, el trastorno del pánico, los trastornos obsesivos compulsivos o el estrés postraumático.
Padecer ansiedad es algo que se produce de diversas maneras, por lo que es difícil actuar de forma preventiva en determinadas circunstancias, estando expuestos a ella de forma continua. Existen dentro de la lista de causas posibles, causas genéticas, circunstanciales, a consecuencia del consumo de drogas o experiencias vitales significativas que no lleguen a ser traumáticas pero si conducen a un cambo vital. En esta última categoría, podemos señalar situaciones como un embarazo, cambios en el trabajo o cualquier situación que nos genere un nivel de estrés elevado.
Como ya hemos comentado, la ansiedad es un sentimiento normal de temor que aparece en situaciones que nos resultan amenazantes o difíciles. Un diez por ciento de las personas, sufre ansiedad en algún momento de su vida. Por lo que conviene recordar que no se trata de algo malo per se, puesto que nos pone en alerta y motiva para enfrentar los peligros y situaciones. Para que se convierta en un problema, los episodios de ansiedad deben ser frecuentes, intensos y producirse sin motivo aparente, lo que conlleva una limitación en la vida diaria de la persona.
Esto nos conduce a la prevención, algo posible en cierta medida, puesto que si llevamos un estilo de vida saludable, evitamos el consumo de drogas y sustancias que inducen a sentir ansiedad, como la cafeína o la teína, ayuda a la hora de manejar la ansiedad y que se produzca e instale en nuestra vida.
Antes de pasar a las maneras más saludables de combatir la ansiedad, no queremos dejar de hablar de los síntomas que produce. La mayoría de las personas, a buen seguro que conocen algunos de ellos. Se manifiesta de diversas maneras, tanto a nivel emocional como físico, por lo que resulta de gran importancia reconocer ambos modos de manifestación. De tal manera que en caso de que se presente alguno de ellos, se acuda al médico para que determine el grado o tipo de ansiedad.
En cuanto a los síntomas mentales, la preocupación constante, el cansancio, la irritabilidad y problemas de concentración y a la hora de conciliar el sueño, están presentes cuando se produce ansiedad. Respecto a los síntomas físicos, las pulsaciones elevadas, un exceso de sudoración, la tensión muscular, temblores, mareos, desmayos o presión en el pecho, acompañan el cuadro.
En función del tipo de ansiedad, los síntomas que se produzcan y la intensidad de los mismos, así como el tiempo que se lleve padeciendo el cuadro, el abordaje será diferente, por parte del médico. Aun así, existen diversos remedios que ayudan o facilitan aliviar la ansiedad de forma natural y evitando, en la medida de lo posible, recurrir a los fármacos.
Atajar la ansiedad de forma natural
Dos factores de gran relevancia, a la par de evidentes, a la hora de atajar la ansiedad en cualquiera de sus gados o trastornos, es la meditación y llevar una dieta equilibrada. Algo que, a priori, puede resultar muy fácil, pero que en la práctica, puede llegar a ser muy difícil. Tal y como hemos comentado, la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante ciertas situaciones. El problema reside en su cronicidad y la manera en la que puede afectar a la salud mental y, a su vez, a la salud física.
Adoptar una serie de hábitos y técnicas, tan sencillos como efectivos, permite reducir los niveles de estrés y ansiedad, mejorando la calidad de vida en general. Lo mejor de todo es que el efecto se produce sin que nos demos cuenta y sin necesidad de realizar grandes esfuerzos. Siempre y cuando, se realicen de forma regular y constante.
Uno de los mejores recursos para aliviar la temida ansiedad, es la meditación. Calma la mente y alivia las tensiones. Practicar meditación de forma regular, ayuda de forma significativa a reducir los niveles de cortisol, lo que fomenta el estado de relajación. Con la meditación, se enseña a la mente a concentrarse en el momento presente y reducir los pensamientos negativos, lo que implica una disminución de la ansiedad.
Algo que funciona a la hora de mitigar el estrés y la ansiedad, es la aromaterapia. Mediante el uso de aceites esenciales de plantas como la lavanda o el romero, se calma la mente. Esta técnica es muy sencilla de llevar a la práctica, basta con inhalar los aceites que se pueden colocar en un difusor o incluso, aplicarse en la piel mediante un masaje. Se trata de una acción muy simple que induce bienestar de forma instantánea y sin que nos percatemos.
No puede faltar en la lista de remedios anti estrés, el ejercicio físico. Realizar ejercicio de forma regular, es una de las mejores herramientas para reducir la ansiedad. Ayuda a liberar endorfinas, mejorando el estado de ánimo y aumentando la sensación de bienestar. Disminuye los niveles de cortisol y mejora la salud física en general. No tiene por qué tratarse de practicar un ejercicio extremo o extenuante, basta con caminar a buen ritmo, hacer yoga o un poco de natación, para mitigar la ansiedad. Eso sí, al menos media hora al día para que sea efectivo.
Pasamos a algo más técnico, como las técnicas de respiración profunda. Aunque se trata de técnicas sencillas y eficaces, hay que aprender a respirar de forma profunda y controlada. De esta manera se activa el sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda a reducir la frecuencia cardiaca y la tensión muscular que tanto se hacen notar con la ansiedad. Existen diferentes técnicas, como la de respiración cuatro, siete, ocho que consiste en inhalar cuatro segundos, mantener el aire durante siete y exhalar lentamente, durante ocho.
Aunque la lista podía seguir, vamos a concluir con los suplementos naturales y su efectividad a la hora de reducir los efectos negativos del estrés. Suplementos como la valeriana, la manzanilla o el magnesio, gracias a sus propiedades calmantes, favorecen la relajación muscular y mental. De sobra es conocido el poder de la valeriana como sedante natural. El magnesio, alivia la ansiedad y contribuye a una correcta función del sistema nervioso. La naturaleza, nos proporciona todo lo necesario para aliviar nuestras molestias, tanto físicas como psicológicas. Los suplementos naturales, tanto aislados como combinados, suelen ser una forma eficaz de ayudar a mitigar los problemas relacionados con la ansiedad, sin necesidad de tener que recurrir a la farmacología.
En cualquier caso, consultar con un profesional de la salud, es la mejor manera de encontrar el suplemento natural más adecuado.
Existen otras opciones como la terapia cognitivo conductual y, por supuesto, la alimentación equilibrada o, los masajes terapéuticos. Si se padece ansiedad, lo mejor es paliar sus síntomas y evitar las situaciones que generan estrés. En muchas ocasiones, aunque es fácil decirlo, no es fácil llevarlo a la práctica, por lo que buscar ayuda profesional y recurrir a todo tipo de remedios naturales para atajar la ansiedad, es la mejor manera de salir de ella o, al menos, controlarla.