El aislamiento es clave para hacer posible una buena calidad de vida en el hogar

A estas alturas de la película, todos y todas debemos ser conscientes de que la vivienda constituye uno de los más grandes argumentos para garantizar que la vida de una persona o una familia sean lo suficientemente cómodas para considerarlas felices. Desde luego, este es uno de los objetivos primordiales de todas las personas en este mundo y no cabe la menor duda de que todo el mundo considera la vivienda como una pieza angular en su vida. De hecho, cuando empezamos a trabajar e intentamos empezar a forjar nuestra independencia, lo primero en lo que pensamos es en disponer de una vivienda que nos haga felices.

¿De qué manera se puede conseguir que la vivienda de la que disponemos nos haga felices? Hay un buen elenco de cosas que podríamos tener en consideración para ello. La primera de todas, seguramente, sea el espacio. Una vivienda amplia tiene muchas más papeletas de ser vista con agrado que otra que es más reducida. Después, aspectos como la ubicación, el tipo de lugares que la rodeen, la distribución del espacio o el precio de la vivienda son también bastante importantes. Todo cuenta a la hora de hacer posible una vida como la que realmente queremos construir.

Una información publicada por Idealista hablaba del tipo de vivienda media del que dispone una persona con nacionalidad española. Hablamos de una vivienda que ya está pagada (o sea, que tiene al menos un par de décadas de antigüedad) y en la que residen 2’5 habitantes de media. ¿Esto es concluyente a la hora de determinar si vivimos más o menos cómodos que en otros lugares? Desde luego que no. Pero hay algo que sí que nos caracteriza, para mal, al resto de países de la Unión Europea: que aquí somos mucho más dados a vivir en pisos.

Abandonando ya el caso que atañe a nuestro país para centrarnos en un punto de vista más internacional, podemos decir que no en todo el mundo la vivienda es adecuada para la vida humana. Una información firmada por Naciones Unidas indicaba que millones de personas en toda la Tierra viven o sin techo o en viviendas que resultan inadecuadas. Todos los países tienen casos y lo sabemos, pero hay naciones en las que este es un problema de primer orden. África o Sudamérica son dos de los continentes que presentan más problemas a este respecto. Y normalmente las grandes potencias del mundo suelen pasar olímpicamente de lo que ocurre en estos lugares.

Adecuar nuestra vivienda a las necesidades que tenemos a veces es difícil porque se requieren un montón de arreglos y reformas para poder considerar que muchas viviendas españolas y situadas en el resto del mundo son de calidad. Uno de los asuntos que más preocupan en estos momentos a una buena cantidad de gente en todos sitios es el aislamiento. Y, para ello, el elemento imprescindible son las ventanas, que no solo aíslan del frío o calor, sino que también hacen lo propio con el ruido. Los profesionales de Replus llevan tiempo identificando este tipo de necesidades entre las personas propietarias de una vivienda y establecen que el aislamiento es de las que consideran no solo importantes, sino claves en la vida diaria.

El aislamiento es sinónimo de ahorro 

Además de por la calidad de vida que permite conseguir, el aislamiento es un perfecto aliado para intentar conseguir una reducción en la facturas que caracterizan la vida rutinaria en una casa o piso. Si disponemos de un buen aislamiento, quizá no nos haga falta ni encender excesivamente la calefacción en verano ni depender del aire acondicionado en invierno. Teniendo en cuenta cómo están las cosas en lo que a diferentes tipos de facturas energéticas se refiere, la verdad es que esta es una cuestión como para tener en cuenta. Y eso como mínimo.

Y es que la calidad de vida también tiene que ver con lo que cuesta mantener aquellos suministros que usamos día a día en el hogar. El coste de esos suministros está siendo una de las grandes cuestiones en la actualidad informativa y no cabe la menor duda de que reducir al menos una parte de ese coste es algo que la gente valoraría muchísimo. Y lo cierto es que ha pasado a ser una cuestión de primer orden con todo el merecimiento del mundo.

Nos encontramos en un momento en el que la vida en el hogar, sobre todo tras un confinamiento, ha ganado en importancia. No cabe la menor duda de que hay que procurar en la medida de lo posible que esa vida en el hogar sea lo más plácida posible y que no solo nosotros, sino también todas esas personas que nos rodean, disfruten al máximo de ella. Es lo que merecemos y por lo que realmente peleamos en esta vida.

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