Poco a poco, vemos cómo se nos escapa el verano y cómo las temperaturas se relajan. Es cierto que ha sido un verano no demasiado caluroso en muchos puntos de la Península, pero que hemos cogido con ganas porque ha sido el primero después de la pandemia en el que se ha vivido cierta normalidad. La verdad es que son muchas las familias que han podido irse de vacaciones después de no haberlo hecho el año pasado como consecuencia de la crisis sanitaria que seguía siendo prioritaria en todos los sentidos. Este año lo sigue siendo, claro que sí, pero la vacunación nos ha permitido ganar un plus de tranquilidad.
Como consecuencia de todo eso, hemos adquirido una serie de hábitos habituales en cualquier otro verano normal. Y una de esos hábitos es el de hacer una vida un poco más sedentaria puesto que pasamos más tiempo tumbados en el sofá, dormimos más y, en general, descansamos todo lo que podemos y más. Y está bien, ojo, porque nos lo hemos ganado durante el resto del año. También, como no podía ser de otra manera, comemos mucho más. Y claro, eso se termina notando.
Un pequeño artículo publicado por el diario La Vanguardia en su página web proponía cinco razones por las cuales solemos engordar en los meses de verano, y que son la siguientes:
- En primera instancia, no nos gusta cocinar con calor. Es algo que entra dentro de lo normal pero que nos hace ingerir comida ya hecha, que por lo general es menos sana.
- Con el calor, salimos más. Y cuando vamos a una terraza de verano, es tradición pedir la correspondiente cervecita. Nuestro estómago lo nota.
- Con el tiempo libre, llegamos incluso a aburrirnos. Y está demostrado que el aburrimiento y el hambre, en muchas ocasiones, van de la mano aunque nos neguemos a admitirlo.
- Es en verano cuando más ganas tenemos de juntarnos con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo para hacer barbacoas. Lo hacemos más a menudo este año después de todas las restricciones a las que nos vimos sometidos el año pasado… así que, con más razón, más habitualmente las hemos hecho este verano y más kilos hemos ganado.
- Y, por último, llega el clásico del verano, que no es otro que el helado. Es evidente que es la mejor manera de culminar una comida o una cena, pero también pasa factura cuando llegan esos kilos de más a nuestra tripa.
Una noticia publicada en la web de El Confidencial informaba de algunos trucos para perder peso después de las vacaciones. Es cierto que se trata de algo necesario y ante lo que, desde luego, debemos tener fuerza de voluntad. Sin embargo, es en esa noticia donde se indica que una de las cosas más importantes una vez que tomamos la decisión de bajar de peso en septiembre es no exigirse más de lo que podamos dar y no obsesionarnos con el tema bajo ningún concepto.
Una de las claves que tiene que ver con el hecho de no obsesionarse con la pérdida de peso una vez que acaba agosto es la de ponernos en manos de profesionales dedicados al entrenamiento personal. Uno de los errores más comunes cuando nos ponemos a dieta y hacemos ejercicio con el objetivo de perder peso es que no gestionamos bien nuestras fuerzas y hacemos ejercicios que, costándonos más esfuerzo, no nos proporcionan la misma capacidad para bajar kilos. Desde la página web www.entrenadorpersonalenalicante.es nos han comentado que este es el error más habitual que se comete por parte de todas aquellas personas que se ponen a hacer ejercicio una vez que pasan sus vacaciones de verano.
Consejos válidos para adultos y jóvenes
Cuando se es joven, se tiende a pensar que el cuerpo está preparado para todo aquello que le echemos. Y la verdad es que no tiene que ser necesariamente así ni mucho menos. Los malos hábitos son malos para los adultos y también para los jóvenes, así que es mejor seguir pautas que se adapten perfectamente a los cuerpos de unos y otros y que pongan la seguridad y la salud por encima de cualquier otra cosa.
Ponerse en manos de un profesional es la mejor manera de hacer posible que esa pérdida de kilos que todos y todas queremos para el mes de septiembre no tenga ningún condicionante negativo para nuestro cuerpo. Y es que, cuando llegan estas épocas, son muchas las personas que comen menos de lo que deberían y que hacen esfuerzos físicos que, desde luego, solo le pueden traer malas noticias a su salud. Lo mejor es que dejemos esas tentaciones de lado y, como ya os hemos comentado, nos pongamos en manos de un profesional.