Plástico biodegradable: un material a nuestra disposición… y a disposición de la Tierra

La población mundial parece haberse dado cuenta de que el tiempo corre en nuestra contra en todo lo que tiene que ver con el cuidado del medioambiente. La degradación de nuestro entorno se ha convertido en un problema capital y que ya suscita preocupación en buena parte de las capas de nuestra sociedad. En consecuencia, nos hemos puesto las pilas para intentar combatir esa degradación y garantizar un futuro bastante mejor tanto para cuando tengamos 20 años más como para el resto de personas que vengan a este mundo. Es nuestra responsabilidad cuidar del entorno que tenemos.

Las energías renovables y el reciclaje fueron dos de las cuestiones por las cuales empezamos a cuidar de todo esto. Seguidamente, apostamos por lo que tiene que ver con vehículos que no solo funcionaran con gasolina o diésel, sino que también pudieran hacerlo con energías no contaminantes como la electricidad. En los últimos años, eliminar los plásticos de un solo uso y conceder protagonismo a todo lo que tiene que ver con los plásticos biodegradables ha sido una tendencia que las autoridades públicas se han encargado de promocionar en la medida de lo posible. Tanto es así que, en muchos lugares, la venta de plásticos de un solo uso ya ha sido prohibida.

Las empresas están cada vez más preparadas para operar con un plástico biodegradable como del que estamos hablando. Una prueba de ello es el estudio realizado por el portal web Statista que os vamos a compartir a continuación. En él se establece cuál es la capacidad global de producción de bioplásticos desde el año 2019 hasta el 2025. Mientras que, en el primero de esos años, la capacidad de producción en todo el mundo era de 1952 miles de toneladas métricas, en el último de los años de esa serie esa capacidad va a ser de 2871 miles de toneladas métricas. Esa capacidad va a subir en torno a un 50% en solo seis años. Increíble pero cierto.

El plástico biodegradable está siendo una alternativa cada vez más compartida para construir un futuro más sostenible desde el punto de vista medioambiental. Si lleváramos a cabo un recuento de las bolsas que tenemos en nuestra vivienda y las categorizáramos por el tipo de plástico con el que han sido fabricadas, descubriríamos que la inmensa mayoría de estas bolsas son de plástico biodegradable. Esto quiere decir que tanto los negocios que ofrecen esas bolsas como las personas que las usan han ganado conciencia al respecto de la llamada de emergencia emitida por el planeta. Desde Bioplásticos Genil nos han indicado que la demanda de productos como estos es cada vez mayor por parte de los negocios y que la tendencia de cara al futuro es que el plástico biodegradable sea uno de los materiales de referencia a la hora de fabricar todo tipo de bolsas y soportes para cargar con una mercancía de poco peso y tamaño.

Hemos dado pequeños pasitos para ir construyendo una sociedad mejor y que sea más respetuosa con la Tierra, pero no se nos puede olvidar que cualquier contribución es pequeña. Con esto, lo que queremos decir es que la necesidad que tiene el planeta es que todos y cada uno de los seres humanos que forman parte de ella contribuyan de una manera continua a todas aquellas acciones que sean necesarias para la mejora de la calidad de nuestro aire, el mantenimiento de determinadas materias primas y la salvaguarda de nuestra flora y nuestra fauna.

Con los protocolos y las leyes no basta 

Siempre se ha pensado que la Ley iba a ser el instrumento definitivo para contribuir a que se produjera una mejora de la salud del planeta. Y está claro que ha permitido que se produzcan mejoras. Cuando una cosa está regulada dentro del ordenamiento jurídico, la gente tiene una tendencia mucho más grande para cumplir con lo que se establece en ella porque sabe que, de lo contrario, puede caerle una severa multa. Sin embargo, ya sabéis lo que dice el refrán: hecha la ley, hecha la trampa. Ni siquiera varios de los países que han participado más activamente en la redacción de esas leyes las cumplen. Estados Unidos o China son dos perfectos ejemplos de lo que os estamos comentando.

Nosotros consideramos que el mejor instrumento para garantizar un cuidado del medioambiente mucho más pormenorizado es la cultura. Si educamos a todo el mundo en una serie de valores que fomenten la importancia del cuidado de nuestro entorno, los resultados en lo que tienen que ver con esto serán mucho mejores. Y la cultura no es algo que sea coto privado de los colegios. Es evidente que ahí es donde más cultura se debe impartir con mayor énfasis, pero ningún espacio de la vida se tiene que ver privado de ella. Y más todavía en lo que respecta a un asunto tan serio como lo es el cuidado de nuestro entorno.

 

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