Aparte de los diseños y de las tendencias, la industria textil nos sorprende año a año con nuevos tejidos, nuevos materiales… Vamos a hablar de una de las últimas innovaciones en el sector. Una alternativa respetuosa con el medioambiente, que alarga la vida de la ropa. La ropa con protección solar.
La ropa con protección solar está fabricada con materiales que refractan los rayos ultravioleta, protegiendo la piel de la persona que los lleva y manteniendo los colores de la prenda por mucho más tiempo.
Los distribuidores de From Sun with Love, una tienda online española, pionera en la comercialización de estas prendas, señalan que con esta ropa no solo te proteges de la acción del sol, sino que contribuyes al desarrollo de una moda más sostenible.
Para obtener el Nylon Econfyl con protección UPF50+, material con el que se elaboran estas prendas, no se fabrican telas sintéticas. El material se obtiene a partir de deshechos reciclados como redes de pesca, que una vez tratado, dan lugar a un nylon virgen que se puede reciclar una y otra vez.
La protección solar de esta ropa es permanente. No se trata de una capa superflua que con el uso y los lavados va desapareciendo, sino que es una característica del tejido.
El resultado de todo ello es una tela ligera, colorida y fresca que admite multitud de diseños y se adapta perfectamente a las tendencias que marca la moda.
Los diseñadores que utilizan estos tejidos apuestan por diseños atemporales. Prendas punibles que nunca pasan de moda, como camisetas básicas, estampados marineros de rayas o accesorios con una suave estampación. Un planteamiento que choca frontalmente con el “Fast Fashion” que ha dominado el mundo de la ropa estas últimas décadas y que tanto daño ha hecho al planeta.
Una moda contra el desperdicio textil.
De todos es sabido que la industria textil es una de las industrias más contaminantes del planeta. Indica el periódico El País que solo en España se tiran a la basura 900.000 toneladas de ropa al año. De ellas, el 80% termina en vertederos de basura, solo un 12% se recicla.
El auge de la ropa de usar y tirar no es una tendencia natural de la población. Es un hábito creado por las grandes empresas de la moda. El concepto “Fast Fashion”, moda rápida, lo acuñaron empresas como Zara y H&M a principios del siglo XXI con la intención de multiplicar la cantidad de prendas de ropa que una persona compraba al cabo del año.
Para ello se vendían prendas de ropa a un bajo precio, lo que permitía que un consumidor pudiera vestir a la última sin tener que gastarse mucho dinero. De tener dos temporadas al año para sacar al mercado los productos, una en primavera-verano y otra en otoño-invierno, las grandes marcas pasaron a presentar hasta 6 colecciones de ropa diferente. De manera que las prendas comercializadas en abril se quedaban obsoletas unos meses más tarde.
Las grandes cadenas de ropa sumergían a los consumidores en una vorágine consumista que hacía que las personas almacenaran grandes cantidades de ropa que apenas utilizaban. Algunas prendas que tenemos en nuestro armario nos las hemos puesto dos o tres veces a lo sumo. Sin embargo, no dudamos en comprarnos otra prenda similar porque nos ha entrado por los ojos. La adquisición de ropa nueva se ha convertido en una compra por impulso, como puede ser comprarnos un helado en verano.
Para mantener tal volumen de producción se ha tenido que desplazar la fabricación a países del tercer mundo en unas condiciones de trabajo que rayan la esclavitud. Algunas ONG señalan que en las fábricas textiles de Bangladés se hacen turnos de 12 horas seguidas por un salario de 3 € al día.
Además de eso, para abaratar costes se utilizan materiales sintéticos de origen plástico que una vez desechados tardan miles de años en poder ser reabsorbidos por la naturaleza.
El impacto ecológico de la industria de la moda.
La Agencia Europea del Medio Ambiente denunció que las compras de productos textiles en Europa generaron en torno a 270 Kg de CO₂ por persona en el 2020. Es un dato abrumador, pero para comprender mejor el efecto ecológico de la compra masiva de ropa nada mejor que conocer la realidad de los vertederos donde terminan esas prendas que tiramos a la basura.
La revista National Geographic nos habla en un artículo del vertedero del desierto de Atacama, en el extremo sur de Chile. Un árido desierto que se extiende entre las costas del Océano Pacífico y la cordillera de los Andes. Hasta él llegan cada año 44 millones de toneladas de ropa procedente de Norteamérica y de Europa.
Chile recibe dinero por tirar en su entorno natural la ropa que desechamos en los países del primer y segundo mundo. En el vertedero de Atacama operan más de 2.000 empresas. Desde grandes fabricantes que tiran allí el stock que no han conseguido colocar en el mercado hasta otras empresas que se dedican a la recogida y tratamiento de ropa usada.
Como consecuencia de ello, en el desierto se levantan montañas de 15 metros de altura, en el que se mezclan chaquetas de traje sin estrenar, que se van descolorando con el sol, junto a otras prendas desgajadas que las cadenas de ropa de segunda mano no pueden vender en sus tiendas.
Es triste, pero a veces sale más económico enviar un buque carguero repleto de ropa al puerto chileno de Iquique que intentar reciclar la ropa. La basura textil está acabando con el desierto. Un paraje natural, que aunque carente de agua, era un ecosistema que albergaba vida. Partes de Sudamérica, como el desierto de Atacama, son interesantes para la industria textil, para convertirlo en inmensos vertederos de basura.
Características de la ropa que compramos.
Aunque evidentemente no se puede generalizar, puesto que todas las prendas de ropa que compramos no son iguales, sí podemos decir que la venta masiva de ropa ha hecho que vistamos cada vez peor. Estas son algunas características de la ropa Fast Fashion que está dominando el mercado:
- Baja Calidad: La ropa de usar y tirar se caracteriza por su fabricación con materiales de baja calidad y técnicas de producción poco duraderas. Las prendas que se desgastan rápidamente y pierden su forma original después de unos pocos lavados.
- Producción Masiva: Las marcas de fast fashion optan por una producción masiva y rápida para mantenerse al día con las últimas tendencias, lo que genera un alto nivel de desperdicio de recursos naturales como agua, energía y materiales textiles.
- Ciclo de Vida Corto: Debido a su baja calidad y diseño efímero, la ropa de usar y tirar tiene un ciclo de vida extremadamente corto, lo que contribuye a la acumulación de desechos textiles en vertederos y a la contaminación del medioambiente.
- Impacto Ambiental: La producción acelerada y el desecho frecuente de prendas de fast fashion contribuyen significativamente a la contaminación del aire, el agua y el suelo, así como al agotamiento de recursos naturales no renovables.
- Explotación Laboral: La necesidad de producir grandes cantidades de ropa a bajo costo ha llevado a condiciones laborales precarias y superexplotación de trabajadores en fábricas de países del tercer mundo, donde los derechos laborales y los salarios justos suelen ser ignorados en aras de la maximización de beneficios.
Nuevas tendencias de consumo responsable.
Por suerte no podemos decir que todo en el mercado textil sea desalentador. El aumento de la conciencia medioambiental entre la población ha hecho que en los últimos años proliferen tendencias menos dañinas para el planeta.
Un ejemplo de ello es la ropa con protección solar. Una forma de reciclar desechos industriales para producir ropa de calidad y duradera.
Sin duda, la alternativa que más fuerza ha cogido en los últimos años ha sido la venta de ropa de segunda mano. Las tiendas de ropa de segunda mano ya eran populares en Londres a finales de los años 70. Era una manera de que los jóvenes con menos recursos pudieran renovar su vestuario buscando entre artículos ya utilizados, de manera que de esta forma pudieran ir configurando su propio estilo. Coincide con el auge del movimiento Punk, en el que se estimulaba la creatividad y regia el lema de “Hazlo tú mismo.” Antes de que a los punk se les uniformara con los pelos de punta, las crestas, la ropa negra y las chupas de cuero. Convirtiendo un movimiento juvenil en un fenómeno marginal.
Como sucede en muchos aspectos de la vida, la historia se ha vuelto a repetir. En este caso, en el resurgimiento de la venta de ropa de segunda mano han influido decisivamente las plataformas de internet. Aplicaciones que permiten al usuario vender la ropa que ya no utiliza sin intermediarios, quedándose con el beneficio económico de la operación.
En lo que es la ropa nueva, muchos diseñadores apuestan por volver a los tejidos de calidad y por diseños atemporales. Una ropa que usemos con frecuencia y que nos dure años. Planteamiento en el que encaja la ropa con protección solar.